lunes, 3 de junio de 2013

Estadio del club


SANTIAGO BERNABÉU

DEL SOLAR DE ESTRADA AL CAMPO DE O´DONNELL
En los albores del siglo XX, en un solar propiedad de un marmolista, un grupo de jugadores puso en embrión el Madrid Football Club. En 1901, se desplazaron a un descampado junto a la antigua plaza de toros. Sería en 1912 cuando el Club se trasladó a una explanada de O´Donnell, convirtiéndola en el mejor campo de fútbol de Madrid. 

A principios de 1897, los estudiantes de la Institución Libre Enseñanza formaron una agrupación deportiva a la que bautizaron con el anglófono nombre de Football Club Sky, que sería el antecedente directo del Madrid Football Club. Era la obra de un grupo de animosos jóvenes de distintas procedencias, no sólo madrileños (los hermanos Padrós, los Palacios, los Giralt, Gorostizaga, Neyra, Varela, Meléndez…, después socios fundadores del Madrid), componentes de la Sociedad y a la vez jugadores presididos por su fundador, Luis Bermejillo. El terreno de juego del Sky estuvo inicialmente en los desmontes de la Moncloa. El paulatino desarrollo del juego exigió el traslado a terrenos más accesibles y favorables, que se escogieron en la barriada de Pardiñas.

EN EL PÁRAMO DE UN MARMOLISTA
En los umbrales del siglo XX, el Sky iba a disolverse y desdoblarse, pasando a llamarse New Football Club, bajo la presidencia de Manuel Vallarino, y, por otro lado, se individualizaba el citado grupo de inquietos socios que se daban a sí mismos el nombre de Madrid Football Club, con Julián Palacios como presidente. 

Esa circunstancia, unida a que la mayoría del grupo opositor vivía en los aledaños del naciente barrio de Salamanca y la incorporación de los jugadores que practicaban en la Escuela de Ingenieros de Minas, fue la causa principal de que los disidentes se aposentaran en un solar anejo al taller del marmolista Estrada, sito en lo que actualmente es la manzana que forman las calles Velázquez, Padilla, Núñez de Balboa y Ortega y Gassett.
El campo de Estrada fue el primitivo campo del Madrid Football Club, lo mismo que Julián Palacios ejerció oficiosamente como primer presidente de una entidad que aún no estaba legalizada.

EL PRIMER CAMPO JUNTO AL COSO TAURINOEn diciembre de 1901 hubo que abandonar dicho emplazamiento y el escenario se trasladó a la reciente barriada de Pardiñas, junto a la Plaza de Toros. En un solar existente junto al coso taurino instaló su campo de juego el Madrid Football Club. El terreno era propiedad de la reina Cristina, madre de Alfonso XIII, que lo arrendó por el casi simbólico precio de 150 pesetas anuales. En la creciente calle de Alcalá, atravesando las vías del tranvía que llegaba hasta las Ventas del Espíritu Santo, existía un edificio, La Casa de las Bolas, en cuyos bajos se encontraba una taberna llamada La Taurina. Allí se ponían de corto los jugadores y guardaban los postes de las porterías.

ESTRENO AL LADO DE LA PLAZA DE TOROS
El 6 de marzo de 1902, quedó oficialmente fundada la entidad bajo la `residencia de Juan Padrós Rubio. Tres días más tarde, el “Heraldo del Sport” publicaba esta reseña:
“El domingo 9 del corriente mes (se refería a marzo de 1902) se celebró un partido en el campo situado al lado de la Plaza de Toros, siendo el primero de los que se propone celebrar esta Sociedad (Madrid Football Club) para que sirva de ensayo a sus jugadores y poder formar su primer team.”

EL MEJOR DE LA VILLA Y CORTEEn la temporada 1911-12, el Madrid Football Club iba a tener el mejor campo de la Villa y Corte Madrileña. El crecimiento del urbanismo, unido al crecimiento de los socios, fue la causa principal de que el Madrid se trasladara a su nuevo campo, situado en la manzana colindante con el anterior, entre las calles Duque de Sesto, Fernán González, Narváez y O´Donnell.

El campo fue acondicionado en una auténtica labor de equipo. La mayoría de asociados, entre ellos Santiago Bernabéu y su hermano Marcelo, Pedro Parages, Julio Chulilla, Carlos Aparici, Bernardo Meléndez, José Irureta, Luis Saura…, se pusieron manos a la obra en la preparación del campo, allanando el terreno, clavando estacas o arreglando asientos.

UNA VALLA PARA EVITAR INVASIONES
La afluencia creciente de espectadores obligó a tomar una medida de cierta trascendencia: separar a los jugadores de los espectadores mediante una barrera física. Gracias a las cuestaciones de los socios y a un préstamo que hicieron el vicepresidente Pedro Parages, el vocal Federico Revuelto y Juan Padrós, primer presidente del club, así como al material aportado por el tratante de maderas francés Adrián Piera, se construyó una primera valla pintada de blanco que evitase la invasión de los aficionados al terreno de juego.

Antes de la apertura oficial, el Madrid celebró algunos partidos en el campo de O´Donnell. Uno de ellos en el mes de julio de 1912, con el Español barcelonés como rival. La inauguración del campo de O´Donnell fue el 31 de octubre de 1912. 

EL MÁS MODERNO DE LA ÉPOCAEn 1914, un año después del estreno, el Club realizó otra gran inversión en el campo de O´Donnell: construyó una tribuna de preferencia para las autoridades, la directiva y las familias de los jugadores, con una capacidad para 216 personas. 

A ello se añadía una grada general con sillas de hierro para albergar entre 600 y 800 espectadores. Un aforo suficiente, si tenemos en cuenta que, por aquel entonces, el Club decía contar con cerca de 400 socios. El comienzo de cada partido era un ritual. Los jugadores cargaban los palos de las porterías y las ajustaban dentro de unas cajas clavadas en el suelo, desdoblaban el larguero por la bisagra que tenía en el centro y lo encajaban sobre horquillas que tenían los postes, de sección cuadrada, en su parte superior. Era el tercer aditamento más costoso de un campo que, a pesar de todo, era considerado uno de los más modernos de la época

ADIÓS AL ENTRAÑABLE RECINTO 
El 6 de febrero de 1916 se estrenó la nueva tribuna de preferencia. Tenía una capacidad para 6.000 espectadores. Aquel año, también se construyó, por 7.000 pesetas, una caseta prefabricada que se convirtió en un coqueto vestuario, en el cual se instalaron unos lavabos y duchas que eran la envidia del fútbol madrileño. Por aquellas fechas, el Madrid Football Club desembolsaba un total de 25 pesetas mensuales por el mantenimiento del recinto, después de haber instalado luz eléctrica en la caseta.

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